lunes, 31 de octubre de 2011

Twitter Club de Lectura


A veces siento que leerme y tragarme lo que he leído sin poder compartirlo es perder gran parte de la experiencia. A veces uno se pregunta si otro sintió la misma antipatía por un personaje, si le pareció difícil de entender una parte, o si uno es el único que lloró o que se enfureció, o sencillamente se enamoró de un personaje tan bien escrito, tan bien desarrollado que al abrir la puerta de la casa esperas verlo ahí de pie, más real que cualquier cosa que puedas ver y tocar.

Una de las cosas maravillosas de Twitter es que puedes encontrarte con gente que comparte esas cosas que tanto te gustan. Por eso se nos ocurrió entre varios la idea de comenzar con el #TwitterClubdeLectura, un espacio compartir impresiones sobre los textos que leemos.

La idea es aprender, aventurarnos a leer aquello que tal vez no tomaríamos solos, o porque no se nos ocurre o porque sencillamente lo dejamos de lado por esas razones que no son razones, simplemente son cosas que pasan.

Para el primer cuento proponemos: Bartleby El Escribiente de Herman Melville. Nos veremos el martes 15 de noviembre en Twitter. Pueden seguirnos por @elperronaranja.

El Reto: La Montaña Mágica


Hace un año más o menos mi papá me preguntó algo sobre la Montaña Mágica de Thomas Mann. Lo siento. Fue mi respuesta. No sé. No lo he leído. Me salió regaño. ¿Cómo es posible que no hayas leído la Montaña Mágica de Thomas Mann? No sé. No sé cómo pasó. Pero la verdad es que ni siquiera la tenía en una lista, ni sabía muy bien por qué era un libro tan importante.

De ahí en adelante he empezado a preguntar a mis amigos lectores sobre el libro. Quienes no lo hemos leído le tenemos algo de miedo, porque quienes lo han leído hablan la experiencia de forma contradictoria. Es maravilloso a la vez terrible, no lo puedes soltar, pero tampoco lo puedes terminar. Es decir, es placer puro y duro. Te lleva de un lado al otro. Te atrapa.

Confieso que le tengo miedo a la Montaña Mágica. Lo he tenido durante año y medio allí esperándome. Reprochándome la cobardía de haberlo sacado de la librería para dejarlo ahí esperando, como queriéndome decir, ¿qué esperas? Mi paciencia no es infinita.

En Twitter varias personas me han hablado del libro y estos días un compañero twittero me instó a leerlo. Llegó la hora. Invité a los compañeros del club de lectura a unirse al reto, los que quieran y en Abril del año que viene organizaremos un encuentro para discutirlo.

A partir del 1 de noviembre empieza el reto. A ver quién llega vivo. Quien llega muerto. Quien cae en la mitad. Quien descifra el secreto. Quien lo ama. Quien lo odia. Quien lo recomienda. Quien se pierde. Quien se enamora. Quien cambia. Quien sigue igual. Quien se desmorona. Quien muda la piel. Quien enloquece. Quien tira la toalla.

El reto culmina el 15 de abril.

¿Quién se anota?

1. El Perro

El Perro Naranja

El primer libro que leí, no lo leí, me lo leyeron. Esa es la verdad. Ya no lo recuerdo. Es decir, que la lectura me atrapó desde antes de que pudiera saberlo a través de mis padres. En mi casa se lee y se lee mucho. Se lee hasta el punto de inventar nuestras propias historias, porque a veces el mejor cuento no es el que ya está escrito sino el que vives tú mismo.

La lectura es mucho más que un mecanismo para educarse. Es la puerta por la que le entras de lleno a la vida. Es un medio para transcender, para aprender, para conocerte a ti mismo, para explorarlo absolutamente todo. No se puede imaginar, ni soñar, ni crecer si no se lee.

Este blog. El Perro Anaranjado está dedicado a la lectura. A promover la lectura. ¿Por qué se llama el Perro Anaranjado? Eso es una larga historia. Tal vez algún día nos atrevamos a contarla. Por ahora digamos que cuando leo, siento que me está viendo un Perro Anaranjado. El Perro Anaranjado. Cancerbero del alma, que se nutre de la lectura, el agua de ese planeta que llamamos alma.

Te invitamos a encontrar tu Perro Anaranjado, o de cualquier otro color. Cada lector arma su propio mundo. Intocable y maravilloso. Para eso fue creado este proyecto.