viernes, 13 de enero de 2012

No Pueden Faltar en la Biblioteca de un Niño (parte I)


Aquí van los primeros de una lista que va creciendo. Espero los disfruten y si no los conocen aún se enamorarán. Lo aseguro.


1. El Árbol Rojo de Shaun Tan: Es un libro que va de 0 a 99 años, por la sencilla razón de que aquel que diga que no se identifica con la frase "a veces la oscuridad te supera" o no es humano, o todavía no lo sabe. Todos tenemos momentos en que sentimos que la vida es algo que nos queda grande. Eso lo aprendí al ver a mis hijos crecer. No. La infancia no es tiempo más sencillo y te das cuenta al ver a un bebé que llora de rabia porque está aprendiendo a sentarse y todavía no sabe cómo articular sus músculos para que su espalda se sostenga sin necesidad de apoyo. Las ilustraciones pueden intimidar a los niños más pequeños, así que es un libro que requiere la presencia de un adulto, pero para un adolescente que está en plena crisis de comunicación con el mundo exterior más claro no canta un gallo. Además el mensaje del libro está lleno de esperanza, y esperanza de la real. Las maravilloso no es necesariamente lo que nos llega y supera las expectativas, sino que la maravilla está en encontrar justamente lo que estábamos buscando. Yo creo que a lo largo de la vida, así como pasamos por selvas peligrosas, de árboles negros plagados de espinas, armamos también nuestro gran bosque de árboles rojos. Este libro no puede faltar.


2. El Arbol Generoso de Shel Silverstein: Un libro que va de 0 a 99 años. ¿Te has preguntado alguna vez sobre la naturaleza del amor? Si piensas que el amor no es egoísta, que uno cree amar pero muchas veces no ve lo que ama por estar pendiente de otras cosas, que da por sentado a los seres más importantes de la vida por estar pendiente del camino propio, entonces tienes que leer este libro. Además el libro demuestra que uno siempre puede dar más, que justo cuando crees que no tienes nada para dar, que estás vacío, lo poco que te queda puede hacer la diferencia en la vida del ser amado. No hace falta ser rico, tener millones, joyas, no es necesario que te sobren cosas para dar. Al contrario, es compartir tu esencia lo que más valor tiene. Lo triste es muchas veces el que lo recibe no se da cuenta. ¿Dónde está el punto? En que aún así vale la pena. Hermosísimo libro.


3. Sapo Enamorado de Max Veltjuis: Conocer a Sapo es enamorarse de él. Es filosofía ilustrada, para aquellos que se les hace muy pesado leer a los autores que se hacen las preguntas fundamentales de forma más densa. Es decir, para todos, porque a todos nos hace falta de vez en cuando regresar a lo básico. Las lecciones que aprendimos en kinder, cuando no sabíamos o al menos no creíamos saber, nada del mundo. Sapo es un personaje que todos llevamos dentro. Miedos, inseguridades, angustias, duda de sí mismo y de sus afectos. ¿Qué adulto no ha pasado por eso? Pero la realidad es que, por más amado que sea un niño, cada vez que lo dejan en el colegio o lo dejan mojado un rato para que vaya aprendiendo a dejar los pañales, se hace las mismas preguntas. ¿Mis padres me aman? De la serie Sapo, Sapo Enamorado es mi favorito porque es quizás el más tierno. Debe ser que cuando uno crece el amor romántico se vuelve casi el centro de la vida, por más independiente que uno se declare. Pero lo bello del libro es que Sapo se enamora de un personaje que es de otro color, de otra especie, de otro género. Sapo se enamora de un animal distinto. Sí, podemos amar con gran intensidad a un ser totalmente diverso, ajeno a lo que somos por naturaleza. Uno ama por una sencilla razón, porque ama. Punto.


4. Perdido y Encontrado de Oliver Jeffers: Tal vez me equivoqué con el libro anterior al decir que la vida del adulto se centra en el amor romántico. Se me olvidó algo fundamental. El amor. Pero no pasa nada, para esos despistes. Para esos olvidos, están los libros. Es lo que recuerda Jeffers con Perdido y Encontrado. Un niño que encuentra algo absurdo en la puerta de su casa, un pingüino. ¿Qué hace un ser como ese en la puerta de la casa de uno? Buena pregunta. Al final, esa respuesta no tiene la más mínima importancia. El niño hace lo que tiene que hacer, llevarlo de regreso a donde debe estar. Todos tenemos un lugar al que pertenecemos ¿Correcto? Nos enseñan que hay un sitio dónde tenemos que estar. ¿No es así? Eso dice la lógica. Pues niño y pingüino se embarcan en ese camino y claro está, que después de grandes vicisitudes llegan al lugar que estaban buscando. Pero no es el lugar lo que encuentran. Es algo mucho más valioso. Es la amistad. Este libro termina con una de las imágenes más bellas, el abrazo de dos amigos que sin saber por qué, y aunque no hayan motivos, ni las circunstancias tengan mucho sentido, se encontraron. No importa de dónde eres, dónde estás, quién eres, cómo eres, ni a dónde vas. Lo que importa son los amigos que acumulas en tu camino. Son los que te amarán incondicionalmente. Sin que nada más importe.


5. Donde Viven los Monstruos de Maurice Sendak: Este libro es de padres para hijos, de hijos para padres. Es perfecto para tocar el tema de la disciplina y para calmarse cuando uno siente que es más un monstruo que un padre. Es que a veces los niños prefieren estar con criaturas de colmillos y cachos que con la madre que regaña porque los juguetes quedaron tirados o porque el niño no quiso hacer caso. También es una forma de que entendamos el poder de la imaginación y cómo esta nos ayuda a hacer pasar los malos tragos que nos puede traer un día triste, una situación difícil. A través de nuestros sueños podemos "navegar" a lugares increíbles, sin salir de nuestra habitación. Parece algo trillado, pero es curioso cómo nos olvidamos de ello cada vez que podemos. Una dosis de imaginación y sueños es necesaria para combatir la angustia, para escapar un rato de la realidad. Pero es necesario volver y el mensaje es, allí estarán los padres, siempre, porque es un amor que trasciende todo, y al que por más que a veces duela, y nos cueste, uno siempre necesita volver.



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