Leer La Montaña Mágica era una tarea que tenía pendiente desde hace por lo menos dos años. En noviembre del año pasado decidí lanzarme al viaje, y por miedo de hacerlo sola, por aquello que las lecturas de gran envergadura dan susto, por lo complejo, largo, fatigoso y peligroso que puede resultar el viaje, abrí el Reto La Montaña Mágica. Para no sentirme tan sola. Para buscar apoyo.
Ya en la página 820 puedo decir. Este libro es como dice Antonio Muñóz Molina, una novela en la que uno vive. Uno se muda. Se instala. También es como una enredadera, algo que se va aferrando a uno, a la columna vertebral, tentáculo a tentáculo las palabras de Mann se nos van enredando y cuando venimos a ver el libro se ha instalado en nuestras vidas.
Esta novela hay que leerla. Sí. Yo estoy convencida de que hay libros que hay que leer. Por más que en la lectura siempre deba privar el principio de la libertad del lector, como toda regla esa también tiene excepción. La Montaña Mágica hay que leerla y una vez no es suficiente.
Estos días le he dicho a varias personas que tienen que hacer espacio en sus vidas para leerla. Pero 1048 páginas dan miedo. Asustan. Dónde las mete uno entre el trabajo, las responsabilidades y las demás lecturas. Es el prejuicio que sufren los libros gordos en este libro tan velocidad de banda ancha, en el que todo lo que no sea instantáneo nos huele a eternidad. Precisamente un tema fundamental de la novela. El tiempo.
Así que he decidido tomarme 2.87 años para mandar todos los días una página de La Montaña Mágica a las personas que quieran recibirla. De ese modo podré releerla, pero lo que es muchísimo mejor, saborearla. Y lo que es todavía mejor, no lo haré sola.
Así que el quiera recibir en el aparato de moda que use pare recibir correo, desktoop, laptop, blackberry, Iphone, tableta o un chip instalado en su cerebro, escriba a:
elperronaranja@gmail.com
van a entrar en una lista y a partir del próximo viernes 1 de Junio comenzarán a recibir página a página la novela.
Buen viaje a todos. Los espero junto a Hans Castorp en el Berghof.
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