El
libro de hoy (Miércoles 20 de junio de 2012) es la Civilización del Espectáculo
de Mario Vargas Llosa. Un libro que esperamos desde hace varios meses, pues
plantea un tema importantísimo. La cultura en la sociedad actual. ¿Cuál es su
papel? ¿Cómo la interpretamos? ¿Qué importancia tiene? ¿Qué significa para el
futuro de nuestra civilización? Y quizás uno de los temas que más le preocupa
al autor (y a este grupo de lectores que trabajamos tanto por la cultura) ¿qué
se entiende por cultura?
Empiezo
por decir que como lectora me pareció que el libro es sumamente interesante. Me
parece que luego de la mitad se pierde un poco y se torna algo repetitivo.
También me pegó el tono, excesivamente pesimista, a mi modo de ver. Pero, debo
decir, que si no me pega el pesimismo, sino que más bien me uno a él, entonces
tendría que abandonar mi decisión de vida. Pues en El Perro Naranja estoy
dejando todas mis fuerzas por promover la lectura. No creo que la cultura deba
ser algo inaccesible, creo que siempre habrán distintos niveles de instrucción,
habrán intelectuales, cuya inteligencia y preparación sea más elevada que la
del común de las personas, cuyo grado de instrucción sea menor. Eso no quiere
decir que la sociedad no pueda tener acceso a lo que llaman alta cultura. Creo
que sencillamente hay que darle un por qué.
Uno
ve por ejemplo, las colas que se forman afuera de los museos de las grandes
capitales de Europa. Y él tiene un punto al decir, que mucho son turistas que
están más pendientes de tomarse una foto frente a la Mona Lisa por ejemplo, que
de ver el cuadro en sí. Pero lo cierto es que esa visita también contribuye a
la sensibilización, y mediante sistemas educativos y de promoción de cultura,
que vayan más allá de “vaya y vea la Mona Lisa” y que inviten al lector o
espectador a pensar, se produce eso que llaman: culturización. Se invita al
acto de pensar.
Vargas
Llosa se preocupa por el contenido de los productos culturales, y tiene razón.
Si uno ve la lista de Best Selleres, o de películas taquilleras uno se da
cuenta, de que pocos productos invitan al receptor a pensar. Son lo que
productos light y lamentablemente eso
es lo que más vende. Lo que sea más suave de digerir, menos incómodo, menos
triste, menos denso, etc… La verdad es que no creo que haya que descalificar
por completo el entretenimiento. Después de todo es necesario también para la
salud. A veces hace tanta falta ver una serie cómica, como hace falta una
cerveza con amigos, como hacen falta unas vacaciones. A veces se hace tan
necesario cerrar el libro. Porque lo que hacemos cuando no estamos ensimismados
en la cultura, también nutre nuestra vida cultural. Por más extraño que eso
suene.
Pero
sí es cierto que hoy en día cualquiera se proclama artista y hay muchas
galerías llenas de obra sin contenido. Hay mucho gente tratando de vivir una
vida loca, con la excusa de es que “yo soy artista”. Creo que hace falta
recordar que arte es algo que se hace, no algo que se es. Y ese glamour, ese
misterio que hay detrás de la vida del artista, aunado al hecho de que muchos
pueden llegar a ganar mucha plata, hace que “ser” artista sea algo que muchos
desean. Como si no hiciese falta trabajar para lograr una obra de calidad.
Otro
de los temas que toca Vargas Llosa es el de la política. Como los políticos están
más preocupados por un tema de imagen y
qué vende esa imagen, que del contenido de sus propuestas. De hecho, hoy en día
priva aquello de “calladito te ves más bonito” a la hora de dar un discurso.
Los discursos tienen muy poco de concreto y mucho de frases etéreas, como
“vamos a vencer” y “sí se puede”. Y la gente pareciera que está siempre
buscando un héroe que le resuelva los problemas, y un espejo bien bonito en el
que mirarse, como puede ser una pareja idílica como Carla Bruni y Nicolás
Sarkozy, si bien este último creo que no es precisamente un político fatuo. El
problema es que la gente vota porque es bello, porque sabe hablar, pero pocos
se preguntan, cómo piensa, y si yo pienso igual que él.
Según
Vargas Llosa el problema más grande que tiene esta civilización es la
educación. Tenemos un grave problema, en primer lugar con los maestros. El poco
apoyo que tienen y cómo se ha deteriorado su imagen. Han pasado de ser una
figura respetada, que infundía admiración, a ser así como los olvidados de la
sociedad, casi unos lastres. “Ahí están los maestros otra vez haciendo huelga.”
“Qué fastidio el maestro, que no entiende lo complicada que es la vida”. Ya
nadie lleva manzanas a clase, sino más bien una actitud de superioridad porque
el maestro gana poco y no va a ser jamás un Bill Gates o Carlos Slim.
Si
no hay gente respetada en las aulas, jamás va a haber buen contenido en el
cerebro de nuestros niños. Y esto pasa por darles más apoyo y una mejor paga a
los maestros. Entiendo que el problema es complicado, y más en el tercer mundo,
pero lo cierto es que nada se logra con ahogarse en un vaso de agua y proclamar
que los problemas que tenemos son insolubles.
Vargas
Llosa también habla de la frivolidad, y de cómo hoy en día las cosas tienen más
presencia que sustancia. Como lo importante es lo que se lleva puesto, y no lo
que se lleva por dentro. Como las obras que se están haciendo hoy en día no son
para perdurar en el tiempo, ni siquiera para expresar una preocupación, sino
simplemente para vender. Para verme mejor.
Cosa
que pasa además con el sexo. Habla de cómo se ha perdido el erotismo, y de cómo
hoy en día el acto carnal esta pasando a ser poco más que una necesidad animal.
Está de forma tan obvia en todos lados, que se ha perdido el misterio, el culto
al cuerpo. Al propio y al ajeno.
En
fin. No pretendo, ni mucho menos recrear, o resumir el libro. La idea es
comentar algunas cosas, y sacar una que otra conclusión. Creo que Vargas Llosa
abre un debate, pues se plantea que hay banalización de ideas en todos los
campos de la vida, desde la religión hasta la vida en pareja. Cómo sin una
educación de calidad, sin un respeto y fomento de la alta cultura, nos estamos
volviendo seres banales, sin capacidad de formular un pensamiento crítico. Como
las dictaduras y gobiernos demagogos se aprovechan de esa situación para hacer
de las suyas y asumir cuotas de poder. Como nos dejamos de llevar por el
instinto, en vez de dejarnos llevar por la razón.
Yo
opino que la cultura no pude estar totalmente divorciada del placer. Al fin y
al cabo, uno puede leer cosas densas y profundas y disfrutarlo. No puede ser
que el acto de pensar o de educar, o de trabajar en pro de un impulso artístico
sea casi una inmolación. Pero eso es algo que se aprende. Un camino que se recorre.
Y que a veces sí, aunque nos duela, tiene como puerta de entrada el
entretenimiento. El tema está en crear conciencia, y retar al individuo,
enseñándolo a pensar. A pensar por sí mismo. Y entender que no es con dinero y
con frivolidades que se llena la vida, por más trillada que suene esa idea.
Es allí donde entramos los promotores de cultura. Al final, es a través de la cultura que se promueven los valores. Y para llegar al entendimiento el camino es la lectura. No hay que caer en el pesimismo. Hay que ver esto como una lucha, tan importante como los soldados ven su lucha armada, sólo que nosotros lo hacemos como dice la canción, librito a librito, paciencia y amor.
Algunas de las opiniones de Vargas Llosa que nos describes aquí, son compartidas por mucha gente, más que nada los que ven que es imposible que las cosas cambien. Pero, con tu análisis sobre las mismas, pareciera que sí pueden hacerse esos cambios que tanto se necesita. Y que sólo hace falta voluntad para ello.
ResponderEliminarEs una pena que la voluntad no se venda en los supermercados...
Excelente lectura.
Saludos
J.
Sí. Nosotros nos damos permiso para soñar. Yo creo que las cosas sí cambian. Cuando uno cree. Si uno se plantea un reto con pesimismo, entonces jamás lo vas a lograr. Creo que si el mismo Vargas Llosa hubiese abordado su carrera pensando, yo jamás voy a ganar un Nobel, no voy a llegar ni cerca, estoy es muy difícil, no lo hubiese logrado. Yo he visto las ganas que tiene la gente de educarse, y además, si nos dejamos llevar por la masa en cuanto a lo negativo, también lo haremos en cuanto a lo positivo. Hace dos siglos o menos, era impensable pensar en sociedades sin esclavos, o en el voto de la mujer y aquí estamos. Es cuestión de soñarlo, pero sobre todo de trabajarlo. Si, es una pena que no se venda la voluntad, pero bueno, se siembra...:D
ResponderEliminarMil gracias por tu comentario José.
Lo difícil es creer que es posible cuando todo el tiempo te dicen lo contrario.
ResponderEliminarPero se puede, si, se puede.
Saludos
J.