Cuando
uno lee a Truman Capote uno siente que más que leyendo un texto está viviendo lo
narrado. Es así de vívido. En el caso de
Breakfast at Tiffany´s es como si uno fuese un vecino del edificio en el que
vive Holly Golightly, que en silencio participa y se entera de todo, se forma
su opinión y toma partido.
Creo
que Holly Golightly es uno de los mejores personajes que he leído. Te
identificas con ella y al mismo tiempo la rechazas, porque es un juego entre la
moral y sus propios principios, que te lleva a sentir que si bien por un lado
hace cosas que uno considera totalmente reprobables, la respetas porque es fiel
a sí misma. Es una mujer con convicción. Decidida. Que no teme, que siempre
busca una salida a las adversidades sin renunciar a su alegría. Es ligera en
todo sentido, como lo sugiere su apellido. Desde su peso hasta su vida sexual.
Holy Golightly es una maravilla, y digo esto sin que me quede nada por dentro,
me enamoré de Holy Golightly, aun siendo heterosexual, primera vez que me
enamoro de una mujer en literatura. Este personaje tiene algo irresistible.
Además
de los personajes, entre los que no he mencionado al narrador identificado como
“Fred”, que ama a Holly, pero es gay, de modo que su amor tiene algo de esa devoción
en la que no entra la atracción sexual, tal vez por eso yo siento lo mismo.
Además de eso, está la historia en sí, que es maravillosa. Los giros que Capote
le va a dando a la trama son sencillamente geniales. Uno se da cuenta de cómo
un narrador puede mostrarnos algo extraordinario, como una historia pude
parecer casi fantástica, absurda, y a la vez ser tan llana. Los personajes
siempre hacen algo que uno no se espera y reaccionan de forma tal que justo
cuando creías haberlos descifrado, hacen algo impresible.
Además
Capote tocas temas profundos, desde el nacionalismo, hasta los devíos de un sistema
legal, hasta temas de moralidad, como el matrimonio, la fidelidad, la
prostitución, la relación entre criminales y su lado más humano, la forma en
que Holly desarrolla una amistad con un mafioso que está preso, Sally Tomato, y
que usa a Holly para enviar mensajes en código a su gente, es de esas cosas que
lo dejan a uno pensando, en la ingenuidad, en la humanidad, en cómo nos
comportamos como ser humano y cuáles son las consecuencias de nuestras
acciones.
Y ese tema literario que tanto nos atrae y del cual
parecemos no cansarnos jamás, que es el amor. El amor en sus distintas formas,
pero sobre todo es la búsqueda de los personajes por el amor propio, por
aceptarse a sí mismos, por logar ese “llegar a ser quienes son”, como decía
Píndaro.
Disfruté muchísimos este libro, y tiene tal vez una de mis
citas favoritas, esa sobre seguir siendo uno mismo, “quiero seguir siendo yo
cuando me levante un día y tome el desayuno en Tiffany´s”.
Bravo Capote y donde quiera que estés gracias por habernos
regalado esta maravilla. No digo más sobre la historia, porque cualquier cosa
que diga la arruinará, y de verdad quiero que lean este libro. Es de esos que
son para leerlos más de una vez.
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